Pedagogía

Y sí… hoy, más que nunca, hablemos de educación

Por Mgter. María Helena Saddi
Directora de Pedagogía (UBP)

Jueves, 27 de septiembre de 2023

El presente es el regalo que nos absorbe, nos implica, nos ensimisma o nos impulsa. La intensidad de la vida a menudo nos impide dejar de mirar el dedo, para descubrir la luna, el horizonte, el universo, lo soñado y lo posible y, sobre todo comenzar a crear otros presentes”

(SANCHO GIL, Juana M. 2022. “Y sí… hoy más que nunca hablemos de Educación”)

“Y sí… hoy, más que nunca, hablemos de educación”, es el título del libro que la Dra. Juana M. Sancho Gil publicó en 2022 junto a la Editorial de la Universidad de Murcia.

Para dar inicio a esta reseña es fundamental situar a su autora. Juana Sancho Gil es catedrática emérita de la Universidad de Barcelona, con una significativa y destacada trayectoria académica como docente e investigadora, cuyas producciones y aportes atraviesan e interconectan la geografía mundial.

Esta obra se podría calificar como íntegra. En ella la autora retoma permanentemente la propia experiencia de toda su carrera como docente e investigadora, poniendo en juego también los aportes de colegas con quienes lleva adelante esta actividad y con referentes destacados de los campos de la Educación, de la Sociología y de la Psicología.

La publicación que hoy nos convoca es su más reciente aporte, mas esperemos que no el último, puesto que una de sus características principales es la inquietud por realizar aportes permanentes y fundados que den respuesta a las preguntas, demandas y hechos que observa en el devenir cotidiano de la educación.

El primer rasgo distintivo de este libro es precisamente su título, cuyo modo de plantearlo invita directamente al lector a constituirse en sujeto activo y participante de cada una de sus líneas, párrafos e ideas. Es así como en todos los capítulos la autora se plantea interrogantes que cumplen diferentes funciones tales como interpelarnos, invitarnos a repensar nuestras prácticas o movilizarnos a retomar y dudar de nuestros preconceptos.

De hecho, es Juana quien manifiesta que “este libro ha sido concebido y desarrollado en modo pensar”.

Junto a esta invitación, una de las expresiones que se podría decir que transversaliza esta producción está dada por la frase “He logrado aprender desde mi interés por la educación y mi preocupación por mi ignorancia”. Precisamente todas las líneas que constituyen la obra están impregnadas de este espíritu cuestionador, crítico y analítico.

El libro consta de siete capítulos. El primero de ellos aborda las características y vínculos entre educación y sociedad en el que en muchas ocasiones pareciera que la primera va desfasada respecto a la segunda. Es así como aparece el interrogante que plantea: “¿Será que las instituciones educativas están afectadas por el principio de la inercia?” Las políticas pasan y las prácticas permanecen.

Realiza un recorrido por la historia de la educación en la que retoma los aportes de pensadores como Comenio y su Didáctica Magna y el rol que tuvo en la teoría educativa a través de los planes para reformar el currículo y la organización de las escuelas, transversalizada por la necesidad de aprender a lo largo de la vida. Junto a este aporte, nuestra autora explaya su propia experiencia docente en la universidad, a través del hecho de compartir las prácticas con sus estudiantes y un metaanálisis sobre estas.

“Situar el conocimiento en el contexto sociocultural en el que nos toca interactuar”, es otra de las premisas que guía y que en cierto modo transversaliza esta producción. Resulta impensable abordar ambos de manera separada, puesto que se influyen, se interrogan, se interpelan y ello lleva a concebirlos al uno “con” el otro.

En el segundo capítulo realiza un interesantísimo y actual planteo vinculado con la diversidad sociocultural, planteando entre otros temas uno que en la actualidad resulta innegable: los movimientos migratorios y las consecuencias que ellos traen aparejadas en las aulas y en la sociedad.

De todos modos, ella retoma algunos antecedentes en el contexto español que se refieren a ciertos movimientos vinculados con la intención de disminuir la desigualdad, posibilitando la incorporación de todos los grupos sociales en el sistema educativo.

Hoy es un fenómeno global indiscutible que las guerras y algunos regímenes autoritarios llevan a que los habitantes de ciertas regiones se vean obligados a dejar atrás sus países de origen y residencia para insertarse en nuevas culturas que traen aparejadas costumbres, religiones y folklores diferentes de los de su nacimiento y crianza.

En este sentido, la autora realiza un detallado recorrido histórico desde la década del 70 hasta la actualidad en España, en el que demuestra movimientos que van requiriendo ciertas estrategias por parte de los gobiernos, de las instituciones, del profesorado, del alumnado y de las mismas familias.

Plantea una interpelación del propio sistema educativo, mostrando que “todos los ciclos del sistema educativo se encuentran con niños y niñas, jóvenes, adultos heterogéneos, cruzados por diferencias socioeconómicas, características biológicas, multiculturalidad, multilingüismo y proliferación y experiencias virtuales”. Esto implica numerosos retos para docentes, formadores del profesorado, investigadores, políticos y la sociedad en general.

En el capítulo 3, el eje está puesto en el concepto de Tecnología Educativa. Aquí, Juana Sancho retoma su propia historia, a través de un ejercicio de metaanálisis de toda su trayectoria como docente e investigadora.

Una de las principales ideas que plantea es que “el acceso a un artefacto, aunque sea de última generación, no produce per se cambios significativos en el profesorado y en el alumnado. Los cambios solo los genera la reflexión sobre qué significa enseñar y aprender y qué necesitamos para alcanzar lo que queremos lograr”.

En este sentido es muy interesante la mirada equilibrada que realiza Juana, puesto que plantea un delicado equilibrio entre los recursos tecnológicos de los que se dispone y los fundamentos que nos brindan los campos de la enseñanza y del aprendizaje, así como las variables contextuales, culturales, sociológicas, económicas y psicológicas.

En el capítulo 4, tal y como la autora lo sostiene, “se trabaja en torno a la genealogía y desarrollo de un pensamiento pedagógico basado en las continuas promesas y expectativas creadas en cada nueva ola de desarrollo digital sobre su poder para resolver los problemas de la educación”.

Quienes nos desempeñamos en el sistema educativo, en cualquiera de los niveles que lo configuran, ya sea como gestores, como docentes y/o como investigadores, nos encontramos con el continuo desafío de diseñar propuestas educativas que resulten significativas para nuestros estudiantes.

Ahora bien, la Dra. Sancho Gil plantea un término muy interesante que es el de “desborde digital”. ¿Acaso al leerlo no se sienten identificados? Es ante esta expresión, cuando la autora brinda una serie de aportes entre los que se destaca el referido a la tecnología para pensar y no solamente para aplicar. De esta manera, dejar de ver a los diferentes recursos como “artilugios mágicos” que con solamente usarlos van a llevar a generar estrategias que también funcionen de manera mágica. Una de las maneras de ir reconvirtiendo esta concepción pasa por el hecho de que los actores de la educación sean conscientes de lo fundamental que resulta tener en cuenta la dimensión pedagógica en el uso de las aplicaciones tecnológicas.

En este capítulo, la autora realiza un interesantísimo planteo referido a una problemática que en el día de hoy ocupa y preocupa a docentes y padres y que se vincula directamente con el vínculo de las niñas y los niños con las pantallas.

En este sentido, se interroga “acerca de si sabemos o somos conscientes del impacto de las tecnologías en el desarrollo físico, afectivo, cognitivo y social de la infancia y la juventud”.

Es interesante el recorrido que realiza, retomando sus propias observaciones, así como aportes de profesionales quienes, por ejemplo, observaban impacto en el desarrollo físico, afectivo, cognitivo y social.

Como reflexión en torno a este problema, el psicólogo José Luis Sancho cuestiona “si el tema es la adicción de los jóvenes a las tecnologías digitales o los adultos que no paran de mirar sus celulares”.

Es muy importante destacar aquí que la Dra. Sancho Gil plantea un escenario de situación en el que analiza los diferentes impactos del contacto con las pantallas y nos invita a reflexionar sobre el rol de cada uno de los actores, sin demonizar los artefactos y atendiendo a prácticas fundadas y pertinentes.

El capítulo 6 se centra en los y las docentes, a partir de un estado del arte de su figura. Luego, realiza un recorrido histórico referido a los diferentes sistemas de formación del profesorado, donde alude a la práctica docente durante la formación, así como a los tipos de actividades que se proponen a los estudiantes. Aquí retoma la noción de “retos” vinculados con la equidad, la necesidad de aminorar la desigualdad y la pobreza y esencialmente que “cada uno de los individuos encuentren un lugar para aprender”. Al leer esta frase en una primera lectura pareciera de cierta simpleza, pero en su sentido más profundo no hace más que apelar a un derecho del que todos los seres humanos somos destinatarios. Es en función de ello que Juana invita a los actores del sistema educativo a “pensar un marco holístico profundamente conectado con la teoría y la práctica, en el que todos pudiéramos intentar transformar nuestros marcos mentales a avanzar hacia el tipo de sociedad que queremos para todos”.

El último capítulo de este libro inicia con un título en el que se ponen en juego los interrogantes ¿A dónde vamos? Y ¿cómo?… Comienza planteando que el dispositivo tradicional del que se valían tradicionalmente las familias para la educación de sus hijos, era la escuela. Desde hace un tiempo a esta parte hay cada vez más familias insatisfechas que deciden no escolarizarlos y tender a estrategias tales como la educación en el hogar.

A partir de este escenario de cierta incertidumbre, confusión y desasosiego que se ve de manera clara en informes que apuntan a los futuros de la educación, UNESCO tiene gran esperanza en ésta, y realiza propuestas vinculadas con los principios de cooperación, colaboración y solidaridad. En función de ello, desde ese organismo se propone:

  • Centrar los planes de estudio en aprendizaje ecológico, intercultural e interdisciplinario.
  • Profesionalizar la tarea docente.
  • Crear escuelas como sitios educativos protegidos que promueven inclusión, equidad, bienestar individual y colectivo.
  • Disfrutar educación a lo largo de la vida.
  • Llamar a investigar e innovar.
  • Otorgar un papel esencial a la universidad
  • Participar de la construcción de un nuevo contrato social para la educación.

Juana Sancho Gil, en esta nueva publicación que nos comparte, continúa dando cuenta de su legítimo interés por la educación, por su vínculo con la tecnología, por las variables sociales que se ponen en juego, por el sentir de los estudiantes, por el actuar del cuerpo docente. Sus constantes aportes se encuentran plenamente basados en su propia trayectoria como docente e investigadora, en los proyectos de los que participa como directora y como integrante, así como desde los aportes de profesionales que enriquecen sus miradas.

Y sí… hoy, más que nunca, hablemos de educación es un libro del que los profesionales de la educación somos protagonistas como lectores activos que podemos, a partir de sus líneas, analizar nuestros propios contextos sociales e institucionales y, de esa manera, continuar nuestro camino profesional, un camino con sentido, un camino que enriquezca las múltiples prácticas y desafíos con los que nos encontremos.

Maria Helena Saddi

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