Pedagogía

“Desde hace ya bastante tiempo vengo afirmando que la educación virtual estaba dando pautas claras de necesarios cambios en la presencialidad y creo que la situación que estamos atravesando actualmente, me ha permitido sumar argumentos a favor de mi convicción”.

Entrevista a Víctor Sajoza Juric

Misceláneas Educativas entrevistó a Víctor Sajoza Juric, Magister en Educación a Distancia, Profesor de Lengua y Literatura Francesas de Enseñanza Superior y posee un Postítulo en Herramientas Informáticas aplicadas a la Educación. Actualmente cursa el Doctorado en Educación en la Universidad Católica de Córdoba.
Ha sido responsable de la gestión pedagógica y académica del Área de Educación a Distancia de la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba. También ha dirigido el proyecto “Espacios Virtuales para la Enseñanza del Español” en la Universidad Blas Pascal. Se ha desempeñado como asesor externo en diferentes proyectos de implementación de la modalidad a distancia en distintas entidades educativas locales.

Actualmente es director de la Maestría en Procesos Educativos Mediados por Tecnología (UNC) y editor de la revista académica VESC Virtualidad, Educación y Ciencia https://revistas.psi.unc.edu.ar/index.php/vesc/index . También es director del Departamento de Idiomas con Fines Académicos de la UNC.

Además de ser docente en diferentes cátedras, es Investigador en el campo de la Didáctica y la Educación a Distancia, así como capacitador en el área de la educación virtual y de las tecnologías de la información y comunicación en procesos educativos.

 

A lo largo de sus producciones usted ha ido reemplazando el uso de la expresión “educación a distancia” por “educación en línea”. ¿Podría ampliar cuáles con las implicancias de esta transformación? ¿Qué nos posibilita pensar la conceptualización “educación en línea” en este particular contexto?

Efectivamente, con el tiempo he ido cambiando la terminología y creo que se debió a una necesidad de hacer un esfuerzo por designar con mayor precisión conceptual la modalidad. Leer autores reconocidos, revisar experiencias de colegas, interactuar con especialistas me llevó poco a poco a sacar del eje de las preocupaciones la “distancia” como concepto vertebrador, en especial, porque aprendí a asumir que existe distancia en un aula presencial, es decir que el concepto no obedece a aspectos estrictamente físicos sino a la forma en la que los vínculos interpersonales se entretejen en una comunidad de aprendizaje. Hoy para mí hablar de “educación a distancia” no es otra cosa que optar por un término que asegura cierto entendimiento compartido por muchos pero que no refleja la realidad que vivimos en educación. La utilización del concepto “educación en línea” me permite enfocar más la mirada sobre los procesos que la mediación tecnológica exige y los desafíos que esto plantea a docentes y estudiantes. Soy de los que creen que “educación en línea” permite también asumir muchas utopías y buscar mecanismos para volverlas realidad siempre desde la mirada compleja de las necesidades educativas que requieren respuestas acordes a los tiempos que vivimos y a las situaciones que nos toca transitar.

 

En un contexto de virtualización casi plena de la enseñanza, como el que estamos viviendo, ¿qué aspectos y usos de la integración de TIC en educación se hace indispensable repensar para responder de modo innovador a las demandas de formación actuales?

A mi criterio, el contexto actual ha puesto a prueba muchos componentes de la tarea docente, pero me gusta rescatar la creatividad con la que se han afrontado tantos desafíos. Nadie puede desconocer las crisis vividas y sobrellevadas, los momentos de estrés, los conflictos entre lo profesional, lo personal y lo familiar, pero es rescatable y destacable que muchos ajustes han sido posibles gracias a la permanente búsqueda de adecuaciones didácticas que se fueron realizando. Cada actividad propuesta fue seguramente el resultado de mirar con detenimiento a los destinatarios con las particularidades de sus perfiles, a los recursos disponibles, a los contenidos y sus formas de abordaje y muy especialmente al tipo de tecnología que se podía implementar. Esto habla a las claras de procesos de cambios significativos en el quehacer cotidiano de nuestros docentes y en muchos casos de los mecanismos que permitieron redescubrir estas estrategias de trabajo y mirar cómo dieron lugar a procesos de innovación muy valiosos tanto para los docentes que ven el modo en que sus proyecciones se corporizan a través de los aprendizajes de sus estudiantes como para éstos que ven procesos de adecuación que los posicionan en el centro de las preocupaciones. Considero que todos estos aspectos deben ser recuperados en el diseño de las instancias de formación docente, siempre desde la mirada puesta en las tecnologías como una herramienta que permite enriquecer los procesos de enseñanza y de aprendizaje gracias a un potencial que pondrá siempre en tensión creatividad, innovación y pertinencia. Creo también que el enfoque puesto en las tecnologías como un elemento nodal del proceso de planificación permitirá usar las tecnologías como un caleidoscopio: pueden ser los cristales a través de los cuales podemos visualizar una multiplicidad de formas y de combinaciones posibles ajustables a cada situación que nos toque atender como docentes.

 

Situándonos en su rol de director de la Maestría en Procesos Educativos Mediados por Tecnologías, ¿cuáles son las principales demandas o problemáticas planteadas por sus cursantes en cuanto a los contenidos que se abordan en la currícula de dicha propuesta?

Nuestra Maestría no está exenta de los impactos sufridos en el marco del contexto actual. Estamos viviendo dos situaciones particulares: una cohorte está transitando el proceso de evaluación de proyectos de tesis, otra está cursando sus últimos cursos y están abiertas las inscripciones para la onceava. Esta situación nos delinea situaciones variadas que van desde el replanteo de temas de investigación, pasando por la posibilidad de aplicar en terreno los contenidos que quizás en ediciones anteriores no tenían un anclaje tan visible en las realidades profesionales de nuestros maestrandos y terminando en la necesidad de construir marcos de conocimiento sólidos que permitan refrendar las prácticas cotidianas. En todos los casos, la adecuación curricular es un desafío permanente, especialmente porque la mirada de la carrera recupera los principios de la tecnología educativa, pero para focalizar su alcance e implicancia en los procesos de enseñanza y de aprendizaje. De esta forma nunca hemos buscado reducir la formación a lo instrumental, sino que, por lo contrario, queremos profesionales egresados que sean competentes en el análisis de los muchos factores que intervienen en el uso de tecnología en espacios educativos de todo tipo. En la actualidad, vemos con entusiasmo los diferentes caminos que toman las investigaciones y las innovaciones que emprenden nuestros estudiantes al mismo tiempo que visualizamos entre los posibles ingresantes la preocupación por encuadrar sus prácticas con solidez conceptual, desde miradas plurales y con la convicción de que las tecnologías son una herramienta más dentro de la paleta disponible.

 

Cuando se pueda volver a las aulas de manera presencial, ¿cómo imagina que será el impacto y las enseñanzas que dejó este tiempo de pandemia en las prácticas docentes y en la forma de aprender de los estudiantes?

Desde hace ya bastante tiempo vengo afirmando que la educación virtual estaba dando pautas claras de necesarios cambios en la presencialidad y creo que la situación que estamos atravesando actualmente me ha permitido sumar argumentos a favor de mi convicción. Estoy convencido de que lo vivido en estos últimos meses debe constituir un marco de referencia para la revisión de las prácticas presenciales, caso contrario perderemos una oportunidad magnífica de ajustar propuestas a prácticas y necesidades reales en entornos educativos reales. Docentes y estudiantes ya no somos los mismos, han cambiado convicciones, formas de ver la educación y en especial, formas de vernos entre nosotros como actores implicados en un proceso nunca vivido antes. Todo esto está generando un terreno propicio para animarnos a mantener latente todo lo realizado en este tiempo para enseñar y para aprender y construir desde allí instancias que potencien aprendizajes, que traduzcan debidamente intenciones pedagógicas en prácticas acordes y que posicionen a todos los agentes los roles que tantas veces hemos dicho que cambian en la virtualidad. Creo simplemente que la realidad puso en tensión muchas frases repetidas hasta el hartazgo en lo que hace a los desafíos de la educación actual y que se nos abre la “gran” puerta para dotar de sentido a estas afirmaciones con lo aprendido por todos. Sabemos que se abren nuevas posibilidades de investigación y que el camino aún no está totalmente balizado, lo que cuenta es no perder de vista cada acierto y desacierto, todo suma para construir nuevos entornos de enseñanza aprendizaje mediados por tecnologías.

Victor Sajoza Juric

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