Por Cecilia Flood
Prof. en Nivel Inicial.
Lic. en Ciencias de la Educación (Universidad de Buenos Aires)
Mgter. en Tecnología de la Educación (Universidad de Salamanca)
Jueves, 25 de abril de 2024
Las salidas didácticas o escolares son parte fundamental de las prácticas de enseñanza en todos los niveles educativos, desde el inicial hasta el universitario. Si buceamos en nuestra memoria seguramente recordemos experiencias que hemos vivido como estudiantes o docentes y que nos han dejado huellas: los viajes con los compañeros en micro, llegar a lugares desconocidos, la emoción de conocer espacios nuevos, etc.
Las salidas didácticas o escolares suponen ante todo una ruptura con la cotidianeidad y una apertura a otros escenarios en donde también es posible enseñar y aprender. Nos invitan a pensar en el aprendizaje que se produce fuera del aula y son una oportunidad para tender puentes entre el aprendizaje formal y el informal.
Estas experiencias han tenido sus orígenes en las llamadas “excursiones” en las que se buscaba experimentar en el “afuera” lo aprendido en el aula con una serie de rituales y normas. Libedinsky, M. A. (2022) expone en su tesis la evolución de este tipo de actividades en la historia pasada y cómo la ciudad se va constituyendo en fuente de conocimiento.
Las salidas didácticas como acontecimiento o experiencia
Si consideramos las salidas escolares que implican visitas a museos y centros culturales, podemos plantear junto con Tabakman, S. (2011) que se constituyen como un acontecimiento y ampliación de las experiencias de aprendizaje. Para muchos de los estudiantes puede llegar a ser una oportunidad única de acercamiento a estos espacios y una real invitación a que regresen.
Desde este planteo podemos decir que una buena propuesta de salida didáctica es aquella que les invita a vivenciar distintos tipos de experiencias: -informativa, -una experiencia más interactiva y lúdica, – de investigación, – una experiencia que invite a integrar contenidos o vincule con otras salidas, – una experiencia afectivo/social. Es tarea del docente focalizar en una o varias de estos tipos de experiencias a partir de la propuesta de enseñanza concreta.
El acercamiento específico a los museos/ centros culturales supone una oportunidad única para que el grupo de estudiantes conozca formatos diferentes de narrar, de exponer, de proponer actividades que a su vez generen en ellos y ellas otras formas de observar, de interrogar, de acercarse a los objetos e interactuar en su rol de visitantes. Ir a un museo permite conocer los objetos porque allí “se los alberga, se los cuida, los exhibe y legitima” (Augustowsky, G. (2012: pág 105)
Las salidas didácticas escolares implican la puesta en marcha de decisiones didácticas, organizativas e institucionales. En su desarrollo se presenta la interacción de tres actores clave: área de educación de museos o centros, estudiantes y docentes. Desde sus roles y tareas ponen en juego experiencias previas, expectativas y demandas.
Por otro lado, la organización de visitas de este tipo implica establecer lazos y diálogo ente las escuelas y las instituciones culturales. La asociación entre aulas y salas no siempre resulta sencilla y supone un trabajo arduo de comunicación y construcción de acuerdos. La complejidad de dicha relación se plantea en gran parte por sus características y objetivos específicos y las diferencias en las lógicas de funcionamiento.
El diseño de una salida escolar a museos o centros culturales (antes, durante y después)
Toda salida educativa requiere de mucha planificación y comienza antes del momento en que estudiantes y docentes se suben al micro escolar o emprenden una caminata hacia el museo. Desde esta perspectiva es que pensamos este tipo de experiencias, más allá de las visitas en sí. La idea de diseñarlas en el marco de una secuencia de aprendizaje más amplia permite entenderlas como un proceso amplio y complejo.
Múltiples acciones se plantean desde las áreas de los museos y desde las aulas para definir el “antes” de la visita. El momento previo es clave para la preparación, organización, problematización y planteo de preguntas iniciales. Generalmente, en esta etapa los docentes tienen una fuerte carga de trámites, autorizaciones y permisos. El momento de la visita es la mejor ocasión para “escanear el entorno”, registrar y documentar la experiencia. (Libedinsky, 2022). La etapa posterior supone la expansión de la experiencia vivida, su evocación, el trabajo con lo registrado, la reconstrucción de la información y de lo vivenciado. Allí ocupan un lugar central las crónicas y la documentación tomadas por los propios estudiantes.
Aspectos que se ponen en juego en una salida escolar o didáctica
Para comprender la oportunidad que supone este tipo de actividad podemos recuperar las siguientes cuestiones:
- Es importante reconocer que en este tipo de propuestas incide la biografía personal en cuanto a las salidas escolares, las huellas que han quedado y las experiencias culturales previas. A mayor calidad de experiencias vividas es mayor el aprovechamiento de las nuevas.
- Las vivencias que se generan en las salidas están mediatizadas por los OBJETOS con los que se interactúa, la ORGANIZACIÓN DE LOS ESPACIOS y la TECNOLOGÍA. La interacción con dichos objetos permite materializar la experiencia cultural o la vivencia. Les otorgamos significación a partir de lo previo y de cómo son “expuestos” o compartidos.
- La salida escolar es una oportunidad de punto de encuentro, de la grupalidad y de un aprendizaje más colectivo.
Abordaje del entorno: la idea de recorrido o itinerario
Desde el momento en que se planifica una salida, se presenta la tensión de decidir visitar espacios del entorno más cercano o aprovechar para conocer territorios más alejados y que suponen una oportunidad para muchos estudiantes que no podrían acercarse por sus propios medios.
Podemos plantear la salida escolar a partir del diseño de recorridos o itinerarios que recuperen el entorno que rodea el espacio a visitar, que retomen la idea de ciudad como educadora. Para ello podemos adoptar la actividad del “paseante”, la modalidad de percepción viajera como “extrañamiento”, observando lo cotidiano con otros ojos, con la mirada de la sorpresa. (Alderoqui, 2012).
Recomendaciones para el diseño de salidas didácticas o escolares a museos
A partir de todo lo expuesto podemos concluir en una serie de consejos acerca de este tipo de experiencias:
- Plantear preguntas, un problema o desafío, que orienten la salida y que se conviertan en ejes para el recorrido. Otra posibilidad es pedirles a los estudiantes que seleccionen objetos que les impacten en la visita y partir desde allí el aprendizaje.
- Planificar la salida en el marco de un itinerario que recupere el entorno próximo al museo o centro como contenido de aprendizaje. Invitar a transitarlo con “otros ojos”, interrogando lo habitual. Se puede diseñar un pequeño recorrido por la zona e indagar aspectos contextuales, históricos y de participación de la comunidad.
- Tener en cuenta los tiempos de los estudiantes visitantes brindando un momento para “degustar” de la experiencia para poder observar en profundidad, buscar un momento de recuperación y de intercambio.
- Plantear la posibilidad de realizar distintos recorridos: combinar un recorrido inicial más libre y luego una visita guiada o la posibilidad de volver a un área que les atrapó.
- Más allá del material o las fichas de la visita que provea el área de educación del museo siempre es recomendable diseñar hojas o guías de visita que estén pensadas desde las necesidades de aprendizaje del grupo concreto.
- Desde la perspectiva del o la docente, poner en marcha distintas estrategias según el momento de la visita: previa, durante y después. Será clave que se puedan realizar recorridos anteriores para conocer la propuesta, contactar con los equipos de museo y acordar aspectos centrales de la visita (condiciones, posibilidades de interacción, materiales, guías, etc.).
- Aprovechar la salida para realizar con los estudiantes tareas de documentación y registro de la experiencia. Este material será clave para recuperarlo en la etapa post visita. Se puede organizar esta tarea en pequeños grupos con distintos tipos de registro como bitácoras de viaje que luego se pondrán en común.
- En caso de que la propuesta del museo o espacio no esté directamente relacionada con los temas escolares es importante hacer el diseño de una salida más transversal en cuanto a los contenidos y se podrá buscar formas distintas de abordarlos. Puede ser una oportunidad para que los y las estudiantes conozcan su función social, investiguen sobre sus características, la relación con el entorno, su historia, las actividades que promueven en el territorio, las áreas que tiene, la gente que allí trabaja, etc.
- Sumar los aportes de la tecnología desde las propuestas de los museos o espacios: visitas guiadas virtuales, actividades inmersivas, redes sociales, gamificación para hacer un recorrido previo a la visita, para enriquecerla o para la recuperación posterior. En todos los casos, los estudiantes también pueden ser productores de recursos nuevos que se creen a modo de recuperación y así, ser aprovechados en el aula.
Bibliografía
- Augustowsky, G. (2012) Del aula al espacio público, en: “El arte en la enseñanza”. Bs. As. Paidós.
- Alderoqui,S. (2012) Paseos urbanos. El arte de caminar como práctica pedagógica. Buenos Aires: Lugar Editorial.
- Libedinsky, M. A. (2022). El aprendizaje fuera del aula: Historia de las excursiones escolares en la Ciudad de Bs As. Bs. As, Ed Tilde. Disponible en: https://youtu.be/7pGo-XTRQKg
- Tabakman, S. (2011) La visita escolar al museo como acontecimiento, en: Tabakman, S. (coord.) Objetos guardados, objetos mostrados. La visita escolar al museo. Bs. As. Biblos.
Agregar comentario