Por Marina Cecilia Tulian
Lic. y Prof. de Comunicación Social (UNC)
Jueves, 30 de marzo de 2023
Los permanentes avances tecnológicos han impulsado cambios en todas las esferas de la sociedad y la educación, no es ajena a ellos. Estas transformaciones han tenido una aceleración sin precedentes, impactando en nuestras costumbres, modos de vida y en nuestra relación con el conocimiento. Quizás, por esta razón, la incorporación de las nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) ha sido un tema de debate y hasta de inquietud en el campo educativo; preocupación que, en ocasiones, se centra en “ir por detrás” de los avances, sin dejar lugar –o tiempo- a la reflexión.
Lo que se está señalando sucede con frecuencia y casi de forma involuntaria y responde a la evidente necesidad de que las prácticas de enseñanza incluyan herramientas que resulten familiares para las nuevas generaciones de estudiantes. Podcast, redes sociales, programación, robótica, trabajo con documentos en la nube y hasta el metaverso, han llegado a las aulas para proponer nuevos lenguajes y nuevas formas de conocer. A su vez, la pandemia de Covid-19 obligó a la incorporación masiva de plataformas de videollamada, como Zoom o Meet, que vinieron a plantear nuevos desafíos -sumados a los ya existentes- y a afianzar las modalidades de formación a distancia. Entonces, a propósito de todas estas transformaciones y desde nuestro oficio docente es pertinente preguntarnos: ¿Siempre debemos recurrir al uso de nuevas tecnologías en nuestras prácticas de enseñanza? Si no lo hacemos, ¿corremos el riesgo de “aburrir” a nuestros estudiantes?
En primer lugar, en este punto es necesario recordar que la decisión de incluir TIC – y de cuál o cuáles incorporar en una propuesta educativa-, debe responder al análisis de cuán significativo será su aporte a la misma. Allí, la pregunta clave que podemos realizarnos es: ¿Qué le aporta este recurso tecnológico a nuestra propuesta? Si pensamos en los aprendizajes que esperamos que los estudiantes logren alcanzar, la pregunta por su inclusión resulta fundamental: ¿Marca realmente una diferencia o solo representa un elemento novedoso y atractivo?
En este sentido, y retomando la última pregunta planteada anteriormente, cabe señalar que el gran desafío que enfrentamos los docentes es generar experiencias significativas de aprendizaje, y desde esta perspectiva, pensar en cómo y para qué incorporamos TIC en la enseñanza, es clave.
En efecto, podemos optar por incluirlas con fines meramente instrumentales, sin proponer mayores desafíos que el saber cómo utilizar un software, qué instrucciones darle a un robot o cómo funciona la realidad virtual. Por el contrario, podemos ir más allá y plantear una propuesta educativa donde las TIC ayuden, entre otras cosas, a:
- Fomentar en nuestros estudiantes la creatividad y la búsqueda de diferentes alternativas para resolver un problema.
- Incentivar el trabajo colaborativo, es decir: aprender con otros.
- Promover un uso crítico y reflexivo de las mismas, reconociendo las limitaciones y oportunidades de mejora.
- Fortalecer en los estudiantes su autonomía y el ejercicio de un rol más activo en su proceso de aprendizaje.
- Elaborar estrategias para discernir la información relevante y verídica, de la que no lo es (en un contexto global donde algunos autores utilizan el término infoxicación para referirse al exceso de información).
- Que los estudiantes incorporen su uso responsable, a la vez que ejercen plenamente sus derechos en el marco de una ciudadanía digital.
Este deseado aprovechamiento de las nuevas tecnologías ha llevado incluso a algunos autores a cuestionar el término TIC y a proponer otros que consideran más abarcadores como TACs (Tecnologías del Aprendizaje y del Conocimiento) o cultura digital, entendiendo ésta como un conjunto de prácticas, costumbres, modos de vincularnos y de conocer que atraviesa todos los ámbitos de nuestra vida.
La diferencia entre ambas perspectivas puede resumirse de esta forma: una mirada tecno-céntrica versus una mirada centrada en los estudiantes y en los contenidos a enseñar. Con frecuencia, la tentación de incluir una tecnología que consideramos novedosa o atractiva puede hacernos perder ese foco.
El arte de planificar y el modelo TPACK como camino posible
La planificación didáctica es la etapa clave para definir nuestros propósitos en relación a la elección de recursos y, en base a ellos, tomar las decisiones que consideremos adecuadas. También, para hacernos preguntas que nos ayuden a repensar esas decisiones, como, por ejemplo:
- ¿Qué deseo que los estudiantes logren?
- ¿Cómo el recurso que elegí puede potenciar el aprendizaje esperado?
- ¿Qué competencias deseo promover en los estudiantes?
- Cuando propongo la utilización de TIC, ¿estoy considerando sus posibilidades de acceso?
- Los tiempos que establecí, ¿contemplan la apropiación de dicha tecnología por parte de los estudiantes?
Podemos optar, a la vez, por utilizar el modelo TPACK, por sus siglas en inglés, Technological Pedagogical Content Knowledge (Conocimiento Didáctico del Contenido Tecnológico), ya desarrollado en un artículo de Misceláneas Educativas por la Dra. Marcela Van Olphen en su artículo De la Teoría a la Práctica: Integrando Nuevas Tecnologías con una Base Pedagógica Sólida
Dicho modelo propone trabajar nuestra planificación docente combinando tres conocimientos claves:
- El conocimiento disciplinar, propio del campo de nuestra materia.
- El conocimiento pedagógico, clave para elaborar una propuesta de enseñanza.
- El conocimiento tecnológico, entendiendo a éste como el saber acerca de los posibles alcances de las herramientas propuestas.
Para concluir, cabe recordar que en este contexto dinámico y que presenta a los docentes múltiples desafíos, su rol se reconfigura y exige mantener un equilibrio: entre la curiosidad y la actualización permanente y los fundamentos pedagógicos que dan sentido a la tarea.
Referencias bibliográficas
- Ministerio de Educación Argentina (2021): Escenarios combinados para enseñar y aprender: escuelas, hogares y pantallas. Educ.ar S.E.; dirigido por Laura Marés – 1a ed . – Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
- Sevilla H., Tarasow F., Luna M. (2017): Educar en la era digital. Ed. Pandora, Guadalajara, Méjico.
- Van Holpen, M.: De la Teoría a la Práctica: Integrando Nuevas Tecnologías con una Base Pedagógica Sólida (10 de septiembre de 2020). En: https://pedagogia.ubp.edu.ar/2020/09/10/2717/
- Winocur, R. (2007). “Nuevas tecnologías y usuarios. La apropiación de las TIC en la vida cotidiana”. TELOS: Cuadernos de comunicación e innovación, vol. 73, pp. 109-117.
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