Pedagogía

5 claves para enseñar que confirmamos en la virtualidad

Por María Ruiz Juri y Belén Santillán Arias

Desde marzo de 2020 los docentes de todos los niveles del sistema educativo nos encontramos con una nueva relación con las tecnologías digitales dentro de nuestras propuestas de enseñanza. La pandemia por Covid 19 nos obligó a repensarlas y reestructurarlas de forma obligatoria y repentina.

La virtualización de la educación aceleró el uso de entornos virtuales y la relación de docentes y estudiantes con las TIC para enseñar y aprender cambió significativamente. El uso de los entornos virtuales de enseñanza y aprendizaje dejaron de ser complementarios a las clases presenciales para convertirse en los principales soportes de los procesos educativos.

Las experiencias docentes en este escenario fueron y son diversas, y sin dudas estuvieron marcadas por el contexto en el que se insertan. Por ello, consideramos importante volver sobre estas prácticas, revisar lo aprendido y capitalizarlo en nuevos desafíos. Se trata de reflexionar acerca de lo aprendido y así mejorar nuestra tarea.

En este sentido, el presente artículo busca sistematizar algunos de estos aprendizajes desde una perspectiva didáctico-comunicacional:

1. Diversificar la propuesta de actividades de aprendizaje. Las actividades de aprendizaje diversificadas posibilitaron que los estudiantes eligieran y tomaran decisiones durante sus procesos de aprendizaje. Esta toma de decisiones sin dudas es una alternativa sumamente valiosa para promover prácticas de enseñanza auténticas y significativas. ¿Cómo llevar esto a cabo? Elaborando consignas que involucren diferentes formas de presentar sus producciones, como por ejemplo textos, organizadores gráficos, podcast, videos, etc. Otra manera de recorrer diferentes vías para acceder al contenido necesario para resolver las actividades, es proponer distintas lecturas a través de diferentes soportes y lenguajes, como puede ser el libro de un autor, una entrevista que le realizaron (escrita o en video) o bien un artículo que se escribió.

En relación con lo anterior resulta interesante prestar mucha atención a los procesos cognitivos que proponemos para que nuestros estudiantes logren los objetivos previstos. El siguiente gráfico muestra estos procesos de menor a mayor nivel de complejidad. Lo ideal es poder proponer a los estudiantes una “hoja de ruta” con la propuesta de actividades.

2. Evaluar procesos. Evaluar a través de entornos virtuales implica tomar en cuenta al menos cinco aspectos fundamentales: las particularidades del soporte a través del cual se evalúa; el contexto de la asignatura y la unidad didáctica en cuestión; las definiciones didácticas respecto de cómo será la evaluación, sus criterios e instrumentos; los aspectos emocionales siempre presentes al evaluar y la manera en que vamos a comunicar las consignas y también las devoluciones.

3. Comunicar de forma asincrónica. El uso de los entornos virtuales permitió expandir el espectro de comunicaciones. Las interacciones entre docentes y estudiantes se llevaron a cabo de forma sincrónica y asincrónica lo que permitió acompañar distintas instancias del aprendizaje y utilizar una variedad de recursos y soportes que potencian los saberes y prácticas de los alumnos.

En este sentido, recuperamos el concepto de la clase como una narrativa transmedia extendida que en Educ.ar se trabaja desde el entorno virtual Juana Manso. “En contextos de escenarios combinados, nos parece interesante imaginar la propuesta pedagógica como una “narrativa transmedia expandida” que combine múltiples tiempos y espacios, que transcurra en diversos escenarios y plataformas, combine momentos presenciales y virtuales, instancias sincrónicas y asincrónicas, así como contenidos para ser consumidos y situaciones donde las y los estudiantes deben afrontar un desafío de producción”. (Dobarro y Costilla, 2021)

4. Aprovechar los múltiples lenguajes y soportes. Las comunicaciones no sólo encontraron los modos de trascender lo sincrónico en los entornos virtuales, sino que también se vieron enriquecidas por la posibilidad de incorporar una multiplicidad de lenguajes que de otra manera hubiera sido muy difícil.

Sabemos que los estudiantes conocen el mundo desde múltiples dispositivos, acceden a la información en diversos formatos y se comunican mediante soportes y redes sociales. En este sentido, los entornos virtuales de enseñanza y aprendizaje permitieron reconocer estas posibilidades y a los docentes generar accesos diversos a los contenidos. Una charla TED, un podcast, una entrevista, un mural, fotografías, un video de tik tok, un posteo de Instagram, una pintura, etc., pueden ser recuperados, contextualizados y complejizados en estos entornos de forma tal que los estudiantes accedan a ellos desde una una perspectiva crítica que los resignifique en el contexto de uso y consumo cotidiano.

El desafío será la selección, pertinencia y potencia dentro de la propuesta construida, sin embargo merecen ser destacados en tanto encuentran en los entornos virtuales la posibilidad de circular y ser compartidos muy fácilmente. “Sin duda, estas características no son meramente materiales sino que tienen numerosas implicancias cognitivas, simbólicas y culturales, que han impulsado muchas de las transformaciones que hoy vivimos en el mundo de la información, el arte o el conocimiento. Y en la educación no se hace una excepción”. (Maré, 2021)

5. Priorizar vínculos, relaciones, afectos y el clima del encuentro. Si algo aprendimos en estos dos años es enfatizar la importancia de estar atentos a ciertas variables que exceden el contenido y el objetivo que pretendemos enseñar y que se aprenda. Si bien estas dos cuestiones son claves y centrales en la enseñanza no son los únicos aspectos a considerar y cuando todo parecía perdido en una clase o en un aula virtual los vínculos y las relaciones interpersonales entre estudiantes y docentes fueron una vía alternativa muy potente para que los contenidos circulen y los aprendizajes tengan lugar.

En este tiempo vimos más que nunca que al comenzar una clase resulta clave la pregunta ¿Cómo están?… ¿cómo se sienten?… ¿cómo están sus seres queridos?… A la vez que para lograr cámaras encendidas no era suficiente ordenar “prendan sus cámaras” sino que resultaba clave alentar a que lo hagan sintiéndose motivados a participar. Estamos convencidas de que los aprendizajes están atravesados por el vínculo de docentes y estudiantes y de estos últimos entre sí. ¿Qué llevaremos de todo lo aprendido a nuestras aulas presenciales? Todo un desafío para el que ahora estamos mejor preparados.

Barajar y dar de nuevo

Tras dos años de experiencia en esta virtualización forzosa seguramente serán muchos los aprendizajes que nos llevamos como docentes. Una alternativa para capitalizarlos quizás sea autoevaluar nuestro proceso en todo este tiempo. En esta dirección, Anijovich (2017) propone protocolos para la autoevaluación y uno de ellos es el protocolo SER (Seguir haciendo, Empezar a hacer y Reformular). Ustedes, a partir de lo aprendido, ¿podrían hacer una lista de aquello que seguirán haciendo, empezarán a hacer y prevén reformular al volver a la presencialidad? ¡Los invitamos a desafiarse!

Referencias:

Anijovich, R. (2019). Orientaciones para la Formación Docente y el Trabajo en el aula: Retroalimentación Formativa. Chile: SUMA. Recuperado de: https://panorama.oei.org.ar/_dev2/wp-content/uploads/2019/06/Retroalimentaci%C3%B3n-Formativa.pdf

Anijovich, R. y Cappelletti, G. (2017). La evaluación como oportunidad. Buenos Aires: Paidós.

Dobarro, J. y Costilla, M. (2021). Estrategias para acompañar trayectorias educativas. Disponible en: https://www.educ.ar/recursos/157725/estrategias-para-acompanar-trayectorias-educativas

Marés, L. (2021) Escenarios combinados para enseñar y aprender: escuelas, hogares y pantallas / Educ.ar S.E.; 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Educ.ar S.E.

Maria Ruiz Juri

Maria Belen Santillán Arias

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