Entrevista a Tomás Nores
Jueves, 7 de abril de 2022
Misceláneas Educativas entrevistó a Tomás Nores, Licenciado en Psicología y experto en Inteligencia Emocional. Es conferencista, facilitador de procesos de desarrollo personal y es referente en fortalecimiento de líderes y gestión emocional en todos los ámbitos.
Hoy en día es muy frecuente encontrar publicaciones, podcasts, artículos sobre educación emocional, por eso la primera pregunta que nos gustaría hacerte es ¿Qué entendés vos por educación emocional?
La educación emocional (EE) es un proceso que permite comprender, entender y abordar las emociones como parte de la currícula educativa. Lo que se busca es que quienes estén frente al aula tengan mayores estrategias de regulación emocional para poder desarrollar su práctica docente de la mejor manera posible y lleguen mejor a sus estudiantes.
Por otro lado, la EE también implica brindar a los propios estudiantes competencias fundamentales que les permita tener, lo que se llama, “herramientas de vida” para actuar tanto en el ámbito profesional como en los vínculos personales.
La EE toma los aportes y componentes de la inteligencia emocional para llevarla al acto educativo. ¿Cuáles son estos componentes? Básicamente, el autoconocimiento o autoestima, la empatía, las habilidades sociales, la autorregulación emocional y la automotivación. Esto no significa que todas las instituciones deban trabajar sobre todos estos componentes; cada institución puede hacer foco en aquellos que sean los más necesarios para su comunidad educativa.
Tomás, ¿por qué sería importante trabajar con educación emocional en el aula?
Creo que, fundamentalmente, es lo que va a crear un clima áulico e institucional más saludable. En segundo lugar, porque no hay posibilidad de aprendizaje si no hay un vínculo pedagógico, y no hay vínculo pedagógico si no hay una escucha, una mirada, un contacto humano. La EE nos permite visibilizarnos como personas, darle un lugar a lo que nos sucede emocionalmente, para luego así poder favorecer los procesos de enseñanza y aprendizaje. Trabajar desde la EE implica no sólo formar a un esudiante en determinada currícula, sino formarlo para la vida y la socialización. Por ejemplo, los conflictos entre pares suceden y es clave que los docentes tengan herramientas para dar respuesta a esos conflictos. En este sentido, la EE nos permitiría tener un mejor abordaje ante situaciones o conflictos que aparezcan en el aula.
Has capacitado docentes en diferentes niveles e instituciones. Del relevamiento que has podido hacer, ¿cuáles son los desafíos más urgentes que marcan los propios educadores en relación a la educación emocional?
Lo que más marcaban, era la necesidad de ellos mismos ser contenidos emocionalmente. Ese es uno de los mayores desafíos que se tiene en educación, porque cuando un docente está colapsado o desbordado, claramente el impacto en el desarrollo de su trabajo va a ser mucho más complejo. Creo que la respuesta a ese desafío planteado por los docentes, tiene que ver con la posibilidad de trabajar sobre su propia inteligencia emocional para tener mayores estrategias de bienestar emocional. Cuando un profesional de la educación, por ejemplo, conoce más sobre su inteligencia emocional y sobre sus estrategias de autorregulación, automotivación y autocuidado, le permite tener más herramientas para estar frente a un grupo de estudiantes y desarrollar mejor su tarea de enseñanza sin sentirse tan agobiados.
En alguna oportunidad has mencionado la posibilidad de que se incluya la educación emocional tanto de manera vertical como transversal, ¿podrías ampliar estas ideas?
Existen posturas diversas respecto a este tema. Hay quienes sugieren que la EE sea trabajada de manera transversal en la currícula, es decir, que se trabaje en todas los espacios curriculares. Personalmente, estoy de acuerdo con esta perspectiva ya que permitiría que la EE se aborde de manera institucional y que su implementación no recaiga en uno o dos docentes. Así entendida, la EE sería la esencia de todo acto pedagógico.
Sin embargo, también es interesante la postura de quienes, sin desconocer la importancia de la transversalidad, resaltan que para que los estudiantes incorporen y asimilen los contenidos de EE, es necesario trabajarlos de manera vertical. Esto implicaría, que exista una asignatura específica donde un docente enseñe a sus alumnos EE y que se dedique tiempo áulico para trabajar sobre los diferentes componentes de la inteligencia emocional.
Has venido hablando en tus redes sobre lo importante que sería que haya una Ley de Educación Emocional ¿Qué impacto tendría la aprobación y aplicación de una ley de educación emocional en la provincia de Córdoba? ¿Qué antecedentes hay en provincias como Corrientes y Misiones donde ya se ha implementado?
Lo que busca esta ley es permitir regular la capacitación en EE, en el sentido de que no quede sólo a voluntad de algunas instituciones ofrecerla, sino que se brinde capacitación formal para que todos los docentes puedan acceder.
Además, hay muchas interpretaciones posibles de lo que podría ser la EE y de lo que implica gestionar emociones dentro del aula; por ejemplo, no significa que todas las emociones van a ser habilitadas, tampoco que tengamos que transformar nuestras aulas en espacios de catarsis, ni que tengamos que convertirnos en psicólogos/as de nuestros estudiantes. Estas interpretaciones pueden generar resistencias respecto de cuál es el lugar del docente en relación a la EE. Por eso, la ley podría favorecer a enmarcar los alcances de la EE, teniendo como objetivo favorecer los procesos de enseñanza y de aprendizaje en el aula, así como favorecer los procesos de inclusión social y laboral luego de su egreso.
En relación a tu segunda pregunta, aunque en Corrientes y Misiones ya está reglamentada la Ley de Educación Emocional, falta la implementación real, por lo que aún no se tienen datos estadísticos certeros sobre el impacto de la aprobación de la ley. Sin embargo, tenemos antecedentes de otros países donde sí se han desarrollado programas formales de EE, donde se ha demostrado que disminuyen muchísimo las situaciones de violencia escolar, deserción escolar y las de trastornos psicológicos como depresión o situaciones que impactan en la autoestima de los estudiantes.
Para cerrar, ¿te gustaría dejar alguna reflexión en relación a la educación emocional en el ámbito universitario?
Sí, me parece muy importante este tema. Ojalá algún profesor o directivo que esté leyendo Misceláneas Educativas encuentre en la EE una posibilidad para sus docentes y estudiantes universitarios. ¿Qué tipo de profesionales queremos formar y dejar a la sociedad? La EE es sumamente valiosa en este sentido ya que nos permite, por un lado, favorecer nuestra autoestima, es decir que vamos a tener profesionales con mayor solidez en relación a sus conocimientos y a lo que pueden ofrecer ellos mismos con su profesión a la sociedad. Por otro lado, vamos a tener profesionales con más empatía respecto a lo que el mundo necesita que nosotros hagamos con nuestros conocimientos. Muchas veces sucede que algunos profesionales generan grandes proyectos, pero nadie se interesa porque no cubre ninguna necesidad real de la sociedad a la que se ofrece; es en ese sentido que hablo de empatía. Por poner un ejemplo, en el tema de la autorregulación emocional, hay una gran necesidad en el campo profesional de regularse emocionalmente ante las frustraciones de no conseguir trabajo o de cómo llevarse con sus compañeros laborales. En cuanto a las habilidades sociales, qué necesario es tener habilidades sociales que nos permitan generar vínculos que nos abran puertas en nuestra profesión. En todos estos aspectos y en muchísimos más, porque puedo estar horas hablando de este tema, es que es necesario detenerse a pensar en la importancia y el impacto de la EE en el ámbito profesional y universitario. Por eso, me parece sumamente importante que desde estos ámbitos se lleven adelante programas de fortalecimiento de inteligencia emocional para favorecer esas habilidades para la vida, que estoy seguro impactarán ampliamente en su desarrollo profesional.
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