Entrevista a Leandro Da Silva
Jueves, 10 de noviembre de 2022
Leandro Da Silva tiene 30 años; nació el 25 de octubre de 1992. Vive en La Matanza, el municipio más poblado de la Provincia de Buenos Aires, en un barrio llamado Villa Scasso, ubicado a la altura del km 28 de la Ruta Nacional №3. Es empleado de comercio, escritor y creador de “El Verso Nómade” un proyecto cultural-literario con el cual comparte libros en bicicleta por distintos barrios y los entrega en las casas de quienes lo solicitan.
Realiza entregas los domingos (día en que no trabaja en el local comercial). Dicho proyecto de servicio cultural y comunitario es totalmente gratuito. Leandro dio inicio a esta actividad el 10 de enero de 2021 y a noviembre de 2022 lleva aproximadamente 200 libros entregados y cientos de kilómetros pedaleados. Su biblioteca dispone (a la fecha) de más de 1200 obras literarias para disfrutar y compartir.
Los invitamos a compartir la lectura de la entrevista que muy amablemente Leandro brindó a Misceláneas Educativas.
- Leandro, ¿podrías contarnos cómo nace “El Verso Nómade”?
El verso nómade comienza un 10 de enero del año 2021 pero hay una serie de sucesos que determinan que así haya sido.
- En el año 2009 cursaba el segundo año de la secundaria en la Escuela Técnica N°6 en Casanova, Partido de La Matanza. Nuestra profesora de Literatura, luego de terminar la clase, salió del aula y cuando regresó nos recomendó un libro. En su momento no presté atención ni me interesó, ya que no vengo de una familia con cultura literaria o lectora.
- Cuando terminé de cursar en la escuela, me tocó trabajar para darles una mano económica a mi madre y a su compañero, que para mí fue un padre. En sus cuerpos se desarrollaron patologías progresivas e incurables y este proceso hizo que luego de transcurridos ocho años, la enfermedad se llevara a papá y nueve años para que se fuera mamá junto a él. Poco tiempo de diferencia entre ellos.
- A mediados de 2017 acompañé a una amiga a la Feria del libro de Buenos Aires. Fui a regañadientes, ya que seguía sin interesarme la lectura. Ir, más que nada, fue un acto de amistad y compañía. Por ese entonces andaba deprimido, las enfermedades de mamá habían avanzado mucho. En la Feria me encontré con el stand de la Fundación Favaloro. El doctor René Favaloro fue y es para mí un referente y me acerqué a buscar algo relacionado con él. En el stand había un orador hablando de estados de ánimo, que en un momento dijo: “Todo lo que hicieron los trajo hasta acá, ¿qué están haciendo de distinto para que algo cambie?” Esa frase me llevó a recordar a la profe que en 2009 nos recomendó el libro y decidí buscarlo. Fui a la feria renegando de los libros y volví a casa leyendo por primera vez a mis casi 25 años de edad.
- 2021, plena pandemia, con mis padres fallecidos en 2018 y 2019, limpiaba mi pequeña biblioteca de 30 o 40 ejemplares aproximadamente. Sentí nostalgia al repasar uno por uno los que me acompañaron en el momento más complicado que viví. Cabe destacar que en la lectura encontré la manera de abstraerme de la realidad que me tocaba; era un mundo en el cual ingresaba, olvidando de a ratos todas las complicaciones de salud de mis padres y luego sus respectivas ausencias físicas, una especie de refugio. Ahora era consciente de la poderosa herramienta que tenía en las manos: Los libros. Pensé que, así como me ayudaron a mí, podrían ayudar a alguien más, quizá de distintas maneras, ya que no todos pasamos por lo mismo. Ese 10 de enero de 2021 decidí poner mis libros a disposición de nuestro barrio, de nuestra gente y escribí: “Absurdo el libro que tenga más plumereadas que páginas leídas” y ese se constituye en el lema de El verso nómade.
Así fue como empecé a prestar mis libros y a llevarlos en bicicleta hasta las casas de las personas de este barrio y de barrios vecinos. Cabe destacar que el servicio es gratuito.
- En base a las características de esta iniciativa, ¿cómo es la logística que llevas a cabo, incluyendo el modo en que conseguís los libros?
Comencé publicando en el grupo de Facebook de nuestro barrio “vecinos de Villa Scasso”, ahí los vecinos se las rebuscan, compran, venden, buscan animales perdidos, etc.
La gente me contacta por mis redes sociales @elversonomade en instagram y Leandro Da Silva en Facebook. Me pregunta por los libros y una vez que acordamos nos comunicamos por WhatsApp para coordinar la entrega el día domingo ya que, como dije, en la semana no puedo porque trabajo como empleado en un comercio. En principio eran mis libros personales, pero muchas personas, al enterarse de lo que hago, me donaron los suyos. Al día de hoy hay más de 1200 obras literarias para elegir y leer.
- ¿Cuál ha sido el primer impacto de los vecinos ante la llegada de los libros a sus manos?
En principio la gente se pone contenta, manifiesta la importancia de poder leer; generalmente se habla de la mejora del lenguaje, de la ortografía, de la educación y es una gran verdad, pero también insto a pensar de manera más amplia incluso. A mí me ayudó a levantar el ánimo caído, a transitar el dolor. De hecho, hay personas que piden libros porque sus amistades no los consiguen, para hacerlos un poco más felices, así como también, los solicitan para sus hijos. También están aquellos quienes piden ejemplares porque se los solicitan en sus estudios para ser docentes o periodistas.
Es lindo ver cómo este proyecto aporta de alguna manera un peldaño en la escalera de mucha gente que proyecta su futuro o busca un camino en el presente. La lectura es una herramienta de cualidades infinitas, a esto se suman comentarios relacionados con lo bueno que es tener acceso a estos libros sin tener que elegir entre un libro o la comida, ya que no transitamos buenos tiempos en cuanto a la economía y no todos los casos son iguales.
- ¿Cuáles son las dificultades percibís en tu contacto con los lectores?
El precio de las obras es una traba importante, pero son varias las dificultades. A lo largo de esta actividad he llevado libros a personas que, al igual que yo no tenían cultura literaria por lo cual mientras no conozcas la profundidad de una buena lectura no podés evaluar lo lindo e importante de leer. Imaginate que una persona que no tiene un fortalecido interés por la lectura no va a viajar varios kilómetros hasta la biblioteca más cercana. En cambio, cuando solo tenés que mandar un simple mensajito a un tipo que te trae libros gratis a la puerta de tu casa, la cosa es distinta. Pero no hay que juzgar a quien no lee, solo hay que mostrarle el camino y darle la oportunidad. Yo estuve parado en el mismo lugar años atrás.
Asimismo, la sinceridad lectora es muy importante, no todos los libros tienen que gustarnos. Yo les cuento a las personas con las que me contacto, que a veces creemos que no nos gusta leer y lo que pasa en realidad es que no nos topamos con el libro correcto. Siempre sugiero que no se obliguen a leer un libro que no les llame. Hay que sentir ese deseo de querer saber qué pasa con un personaje o con una situación narrada, hay que sentir ganas. Les digo que si están haciendo cosas en su casa, escuela o trabajo y no piensan en volver y abrir el libro, se olviden, lo devuelvan y me pidan otro; se los cambio las veces que quieran cada domingo hasta que encontremos uno mejor, pero por favor los invito a que lean algo que amen leer, algo que les guste, ya que si no es tiempo perdido.
- En uno de los posteos en tu cuenta Instagram, hay un testimonio que llamó nuestra atención al expresar: “Hola, buenas tardes. Mi hermana tiene una discapacidad motora y necesita leer para que sus neuronas vuelvan a funcionar y no pierdan vitalidad”.
Esto nos lleva a pensar que la tarea que llevas a cabo es auténticamente democratizadora y en base a ello te queremos consultar qué sentís al recibir estas devoluciones y si generarías nuevas estrategias y por qué no, extenderías la iniciativa a otros lugares de tu provincia y del país.
Devoluciones o pedidos como éstos me expanden el campo de la reflexión. La literatura es más que leer para aprender a hablar mejor, es más que mejorar la ortografía, hay que desencasillar los lugares comunes que nos preparan solamente para habitar mejor nuestro sistema. Con esto no estoy quitando importancia ni desprestigiando ese pensar, ojo con la interpretación, lo que digo es que hay formas infinitas en la que puede ayudarnos la lectura y cuando me llegan mensajes como este pienso que mi campo de percepción es muy chico y que no veo en su totalidad los beneficios que genera en las personas esta actividad que hago. Para mejorar, uno tiene que ser lo más consciente posible de lo que acontece y de cómo impacta en la gente. En este caso estamos hablando de alguien que lee para seguir viviendo, por eso creo que es necesario entender la importancia de la lectura en todas sus formas.
Por otro lado, me encantaría expandirlo, sí, pero no tengo las condiciones, ser consiente también implica conocer nuestras limitaciones. Por ejemplo, si me pregunto ¿cómo hace un empleado de comercio que solo tiene libres los domingos para expandir algo lindo pero que no genera ingresos monetarios? Tendría que generar un modo para que esto me genere ingresos, y la verdad es que no estaría mal que así sea, pero por el momento prefiero que sea gratuito. Tengo dos hermanas menores que viven conmigo, que ya no tienen a sus padres, no puedo aventurarme a algo que las deje sin sustento.
Sin embargo, lo pensé mucho y encontré una manera de expandir esto, y dicha manera es justamente la conciencia, hay que tomar noción de quienes somos, no soy un héroe ni un genio, soy UN VECINO MÁS que hace algo por su barrio. Si somos conscientes de eso y activamos la cultura en nuestros barrios de manera vecinal vamos a ver cómo todo se expande y cómo mejora nuestra calidad de vida. No digo que todo el mundo salga a pedalear con libros, pero debe haber algo que se pueda hacer por la gente que vive en nuestros barrios.
En Ramos Mejía, Ailín Freire ya replica lo de entregar libros en bici de manera gratuita. Su cuenta de Instagram es @acuarel.ailu y siento que de alguna manera el proyecto se expandió y seguirá expandiéndose, no por mí, sino por la gente que pone su tiempo a disposición de un mundo mejor. La base dejó de ser simplemente el reparto de libros, se convirtió en un ideal: Todos podemos hacer algo bueno, lo que sea, algo que sume a la comunidad.
Un último detalle, esto es gratis, no me genera dinero, por eso trato de no abarcar más de lo que puedo. Si me excedo en tareas me generaría tensiones y estrés, eso haría que abandone el proyecto, por tal motivo trato de no sobrecargarme y cuidar esto que nos hace tanto bien. Me gusta hacerlo y trato de que me siga gustando por mucho tiempo más, es lo único que garantiza la continuidad del proyecto, el deseo de seguir.
En la integridad ética está la esperanza del país….
En este muchacho sobresale su generosidad.
Y demuestra que a cualquier edad se puede descubrir la lectura , lo q significa descubrir la apertura de una ventana al mundo ….
Valió la pena leer!!! Un ejemplo de joven. Dios lo bendice
Vale tambien compartir!!!
Mis felicitaciones al joven diulgador cultural. Todo lo hace gratuitamente para que otros también tengan acceso a los libros. Sos todo un ejemplo de solidaridad, una luz de esperanza en el futuro.
Muy interesante el artículo, un ejemplo a seguir, ya comenzó en Ramos Mejía. Cómo la lectura , la compañía de un libro puede mitigar el duelo. Él era una persona incompleta, ahora se siente útil vpara su familia y su entorno. Y la tiene muy clara en no abarcar más de lo que puede. Felicitaciones!!!!
Leandro es una persona sensible, inteligente y creativa.
Desde su capacidad de descubrir mundos nuevos pudo pensar en el otro e intentar ayudarlo…
Conocer su historia hizo que mantenga mi fe en los seres humanos.
Gracias!!
Me gustaría colaborar. Ahora bien, tengo libros pero sólo correo electrónico. Podrían conectarme con Leandro?