Pedagogía

El Aula Invertida como modelo pedagógico para la bimodalidad

Por Romina Trevisson y Carla Ávila
Este artículo es producto de un Trabajo Final de Carrera llevado a cabo por Romina Trevisson y Carla Ávila bajo la dirección de la Mgter. María Eugenia Méjico, en el marco de la Licenciatura en Gestión de las Instituciones Educativas de la Universidad Blas Pascal, en el año 2022.

Jueves, 2 de junio de 2022

Introducción

Vivimos en una sociedad caracterizada por un desarrollo tecnológico permanente en muchos aspectos de nuestras vidas. Incorporar las Tecnologías de la Información y la Comunicación (en adelante TIC) en educación, junto a los nuevos modelos pedagógicos necesarios para promover prácticas educativas de calidad -acordes al contexto-, y las herramientas tecnológicas disponibles que acerquen a los estudiantes a los nuevos conocimientos, parecería constituirse en una necesidad e incluso, por momentos, en un imperativo.

La pandemia causada por el COVID-19, que afectó a nuestro país y al mundo entero a comienzos de 2020, enfrentó a los docentes a nuevos desafíos en busca de metodologías innovadoras de enseñanza, y también los impulsó a incorporar el uso de las TIC en sus prácticas docentes.

Sumado a la incertidumbre que afectaba la presencialidad plena en el ámbito educativo, y a la necesidad-presión por parte de las instituciones educativas para asegurar la continuidad pedagógica de los estudiantes, surgió el Trabajo Final de la Licenciatura en Gestión de Instituciones Educativas titulado: “Diseño de un proyecto bajo el modelo de Aula Invertida para la bimodalidad”, referido al caso de un espacio curricular en una institución de Educación Superior no universitaria de la Ciudad de Córdoba, Argentina.

La bimodalidad se constituyó en una alternativa pedagógicamente avalada por el Consejo Federal de Educación a través de la Res. 364/20 donde propuso un protocolo marco y lineamientos federales para el retorno a clases presenciales en la educación obligatoria y en los institutos superiores. A partir de estos lineamientos, se promovió la reorganización de las prácticas de enseñanza en un escenario multimodal a través de la alternancia entre instancias de carácter presencial y no presencial, priorizando la continuidad y el acompañamiento pedagógico.

Habiendo sido emitido dicho protocolo para ser aplicado a partir del ciclo lectivo 2021, se explica que durante el 2020 cada escuela tuvo que generar su propuesta, seguramente, algunas desde la improvisación, y otras bien plantadas desde sus fortalezas. El Instituto de Educación Superior donde se desarrolló la propuesta no estuvo exento de esta dinámica, y se adaptó a la situación valiéndose de una plataforma Moodle, con la que contaba previamente, y que aún no estaba desarrollada en su plenitud. Esto último significaba que no se la utilizaba para complementar la enseñanza presencial ni tampoco los docentes de la institución estaban capacitados para utilizarla.

El contexto de emergencia sanitaria enfrentó así, a toda la institución al desafío de pensar en alternativas para la continuidad de la enseñanza y diseñar nuevas experiencias de aprendizaje, que resultaran reconocidas por los actores como válidas y valiosas.

Por todo ello, a los fines de ir más allá del uso de una herramienta por la herramienta en sí misma, se pensó en una metodología que resultara potente para orientar el proceso de trabajo en estas nuevas condiciones. Es así que se comenzó a trabajar en el modelo de Aula Invertida, como el que mejor se podría adecuar a la bimodalidad propuesta y, especialmente, a la idea de una alternancia que en cualquier momento podía convertirse en una virtualidad plena en función de la situación sanitaria a la que nos referíamos.

Del modelo de Aula invertida se dispone vasta y variada información y, en la institución analizada, venía utilizándose en formas más o menos conscientes e intencionadas por distintos docentes en diversas ocasiones. En esencia, el modelo de Aula invertida puede pensarse como un modelo pedagógico basado en la inversión de la estructura tradicional de la clase expositiva: en vez de que el docente desarrolle los contenidos en la clase presencial, transmite estos conocimientos mediante material digital para destinar el tiempo presencial a desarrollar en el estudiante un aprendizaje activo y colaborativo entre pares.

Entre las ventajas del modelo, está la significancia que adquiere la experiencia para el alumno, la creación de un ambiente colaborativo y cooperativo en la clase presencial, así como la optimización del tiempo de encuentro, la potenciación del debate, la generación de ideas y la transmisión de experiencias, entre otros.

Para ello, es necesario generar ciertas condiciones propicias como la de un entorno flexible y adaptable a las necesidades de los estudiantes, -ya que ellos son los que eligen cuándo y dónde aprenden-, estableciendo evaluaciones apropiadas para medir el entendimiento de manera significativa, la selección intencional y elaboración de contenido, maximizando el tiempo de clases y adaptando métodos y estrategias activas centrados en el estudiante

Como mencionamos anteriormente, aunque este modelo se centra en el estudiante, el docente cumple un papel fundamental, donde su rol también se invierte y entre sus competencias estarán la de detectar el potencial y habilidades sociales y personales de sus alumnos, tratar de que sus alumnos aprendan por descubrimiento afianzando sus aprendizajes, incentivar la autonomía de los estudiantes, crear un ambiente de trabajo crítico y participativo, entre otros.

Más temprano que tarde entendimos que circunscribirse a un modelo pedagógico estricto más que utópico, resultaba imposible. No hay modelos puros, todos necesitan ajustarse para volverse significativos para la experiencia educativa. Los actos y las intenciones van modificando la naturaleza del modelo y en esta reconfiguración, lo más valioso que se encontró, es que lejos de configurarse como una dicotomía virtual/presencial, el Aula Invertida implica, en muchas ocasiones, configurar diferentes momentos, encuentros, tiempos, herramientas e intenciones de enseñanza-aprendizaje, para construir los sentidos de la propuesta.

Cómo construimos nuestro trabajo final

Del espectro de decisiones metodológicas tomadas para la elaboración de nuestro trabajo final, se destacan -en función de la elaboración de una producción final y del alcance exploratorio del proceso investigativo- la determinación de un enfoque mixto de preponderancia cualitativa, así como un diseño integrado anidado de modelo predominante.

Sobre las decisiones referidas a las fuentes, estas se consideraron en función del valor práctico respecto a la elaboración del proyecto y no epistemológico. Al momento de determinar la población y el muestreo, se decidió por este último de manera tal que sea por multiniveles para métodos mixtos para diseños anidados, no probabilístico e intencional.

De las técnicas de recolección de datos, se destacan: la observación asincrónica no participativa, las entrevistas a nivel docente, narrativa individual, observaciones de documentos, actas de examen, evaluaciones, análisis de aulas virtuales, encuestas a alumnos. Aun dada la naturaleza preponderantemente cualitativa, se siguieron procedimientos para asegurar la validez y la confiabilidad de los datos. Se establecieron variables de investigación compuestas y sus variables de matriz de datos. Al momento de analizar los datos y, dadas las contundencias de los resultados, fue plausible obtener una conclusión por meta-inferencia entre los enfoques y entre las variables.

La información y el análisis desarrollado a lo largo de los distintos capítulos llevaron a concluir que los aportes teóricos y metodológicos que se vienen desarrollando en torno al aula invertida y, a la educación a distancia, pueden combinarse para diseñar un proyecto que se adecue a la bimodalidad y que es factible retomar la experiencia virtual del espacio curricular en 2020 reconfigurando los aspectos positivos y repensando las debilidades identificadas. Ello posibilitará diseñar una propuesta superadora como proyecto final, que resulte adecuada a la bimodalidad para poder ser desarrollada en adelante y que sea capaz de adaptarse a las situaciones que nos depare el futuro.

A modo de cierre

Al momento de pensar en el diseño e implementación de una propuesta de enseñanza bajo la bimodalidad, es importante analizar el rol del equipo de gestión y de las políticas académicas que sirven como soporte y fundamento en este tipo de propuestas.

Podríamos considerar que la colaboración y el trabajo en equipo entre el equipo de gestión y los profesores involucrados en la propuesta, constituye un aspecto fundamental para una implementación positiva de estos proyectos.

En este sentido, se trata de que las partes involucradas reconozcan sus roles y responsabilidades. Aquí resulta clave generar condiciones para que las cosas funcionen, que las cosas puedan pasar, se trata de un proceso que necesita acompañamiento y capacitación docente, se trata de animarse y animar a trabajar en el corto y mediano plazo. En definitiva, recuperando aportes de Blejmar (2005), gestionar consiste en hacer que las cosas sucedan y en esta clase de proyectos, es mucho lo que tenemos por hacer desde la gestión y desde la docencia.

Romina Trevisson

Carla Ávila

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