Por Lic. Silvina Grezzi y Prof. Anahí Carbó
Dirección de Pedagogía – Universidad Blas Pascal
Revisando las formas de presencia y las experiencias de encuentro entre docentes y alumnos.
Nuevas presencias
La pandemia provocada por el virus COVID-19 ha transformado la forma de vivir, estudiar y comunicarse. En este contexto, el sistema educativo intenta adaptarse rápidamente con la premisa “aprender desde los hogares”, un desafío que involucra tanto a los docentes como a los estudiantes y sus familias. Este nuevo paradigma que tiene el sistema educativo frente al COVID-19 cambió las dinámicas de acceso a los contenidos y las formas de vincularse.
Recientemente el ministro de Educación de la Nación Argentina, Nicolás Trotta, en diálogo con el reconocido pedagogo Francesco Tonucci, destacó un aspecto esencial de este momento al resaltar el “enorme compromiso que están teniendo los docentes para generar ese vínculo con los estudiantes”. La conferencia, en la que dialogaron Trotta y Tonucci, y a la que asistieron virtualmente más de 31.000 personas, planteó cómo, hoy más que nunca, los profesores no son sólo quienes asumen generar conocimientos en el aula sino que también son una referencia fundamental: “ayudan a transitar este momento tan difícil (…) desde nuevas formas de ‘estar presentes‘”.
El impacto de las tecnologías en las prácticas sociales, incluidas las situadas en el ámbito educativo, interpela el concepto de presencialidad, dimensión que debemos tener presente a la hora de pensar en el sostenimiento de los vínculos. Los escenarios digitales nos posibilitan reinterpretar y reconstruir los espacios de encuentro entre docentes y estudiantes, es lo primero que deberemos potenciar para avanzar en los procesos de educación virtual.
Sosteniendo y recreando vínculos en la virtualidad
“La educación es el lugar de la relación, del encuentro con el otro. Es esto lo que es en primer lugar y por encima de cualquier otra cosa. Es esto lo que la hace ser, lo que le da la posibilidad de ser” dice José Contreras Domingo. Después de más de un mes y medio de clases en confinamiento, se ponen en evidencia los desafíos vinculares que tiene la virtualidad para crear, sostener y afianzar lazos enriquecedores entre estudiantes y profesores. Reconocer esto nos da la oportunidad de comprender también las posibilidades de los escenarios digitales para promover los espacios de encuentro entre estudiantes y docentes.
La educación es comunicación, vínculo, es actuar dialógicamente desde y con el otro. En esta perspectiva, la presencia será indiscutida y fundamental en el quehacer pedagógico y comunicativo, aun cuando éste sea mediado por diversas pantallas y nos encuentre en nuestros hogares. Entendiendo el aprendizaje como un diálogo permanente, a la hora de pensar y llevar adelante el “aprender desde los hogares”, es momento de plantear propuestas para acercarnos a nuestros estudiantes, conocer sus necesidades, sus preocupaciones, sus vivencias y sus realidades. Por lo que, nos aventuramos a afirmar que son tiempos para sostener los vínculos didácticos, recrearlos en estas particulares condiciones y potenciar las interacciones con toda nuestra creatividad.
Conectando y re-conociendo a nuestros alumnos
Jose Luis Alonso plantea que “nuestro reto y nuestra obligación es ofrecer posibilidades que desde el respeto a los procesos de los alumnos y alumnas favorezcan su protagonismo y les resulten estimulantes para seguir aprendiendo”. Intentar que nuestras sugerencias de estos días vayan en esa dirección implica conocer las situaciones emocionales y contextuales por las que han pasado nuestros alumnos. Lo primero es saber “cómo estamos”.
Empatía, interés y adaptación son aspectos que permiten generar espacios de trabajo más acordes a las posibilidades de cada estudiante para que, de la mejor manera posible, puedan realizar aprendizajes significativos desde un vínculo afectivo de interés y contención. Valorar el aporte individual de cada alumno es parte de la retroalimentación positiva que los estudiantes necesitan para ganar confianza en sus producciones, aportes y participaciones. Desde estas actitudes, la motivación se constituye en algo posible y deseable.
Ejercitar la expresión, pensar y comunicar lo que cada uno puede compartir afianza los vínculos para que pueda darse la tan buscada interacción, el intercambio de conocimientos y experiencias desde el recorrido que cada uno puede hacer. Esta virtualización de todas las instancias educativas, a la que nos obliga el confinamiento, requiere aprender herramientas tecnológicas para lograr nuevas formas de conectar con nuestros alumnos sosteniendo los mismos valores transmitidos en la presencialidad: responsabilidad, respeto, escucha, honestidad, solidaridad, solo que en esta ocasión será mediado por las pantallas.
Salas de Zoom, Google Classroom, llamadas por Whatsapp, cualquiera sea la forma elegida para comunicarnos lo importante será “conectar” para iniciar así una nueva forma de conversación con todos nuestros estudiantes.
Conversando a través de las pantallas
Deseamos acercarles las palabras de Mario Lordi para que sean nuestra inspiración para estos nuevos vínculos y presencias. “La conversación es, por tanto, un presupuesto metodológico fundamental para conocer la cultura del estudiante. Pero la conversación, para ser positiva, debe ser práctica de democracia verdadera en un clima de respeto hacia el alumnado, donde éste no sienta ningún temor y lo que expresa no sea escuchado para ser evaluado sino para un conocimiento recíproco. Es a partir de este conocimiento cómo se desarrollarán después, gradualmente, las directrices del trabajo educativo”.
La relevancia de la interacción social radica en que permite darle sentido y significado a cada nuevo aprendizaje. Necesitamos de otros para aprender, por eso durante la cuarentena, es importante generar espacios de conversaciones mediados por las tecnologías, utilizar recursos como las video llamadas, los chats, e incluso apelar a las redes sociales como Instagram y grupos privados de Facebook. La coyuntura nos moviliza para que, tanto estudiantes, como docentes y familias, acudan al encuentro de nuevas vías de comunicación, que permitan percibir al otro en la distancia, pero al alcance de la pantalla.
Algunas acciones que ayudan a potenciar el encuentro
Cada uno de nosotros, desde nuestros espacios curriculares, podemos poner en práctica las recomendaciones propuestas por la reconocida consultora educativa Susana Kunzi (2020), quien nos brinda pautas para utilizar la virtualización de forma eficiente, en pos de lograr actitudes positivas que permitan aprovechar estas instancias de comunicación:
– Enviar el material siempre con una frase que auto motive, generar preguntas que trabajen el cerebro emocional, porque las emociones están presentes al momento de aprender, incluso en la virtualidad.
– Mostrarse dispuesto a ayudar, motivar a pedir ayuda a los docentes y a sus compañeros.
– Siempre preguntar cómo se sienten, cómo están viviendo esta situación, escuchar, validar las emociones.
– Sugerir cuadernos o anotaciones donde registren lo que sienten, proponer actividades que me inviten a escribir y dibujar pero no nos olvidemos del humor que siempre, eso nos salva”.
Como educadores tenemos la posibilidad de resignificar este momento, utilizando estas y otras estrategias que sean pertinentes a nuestros grupos de alumnos, de manera que la experiencia sea tanto académica como personalmente enriquecedora.
En búsqueda de sentido
Ante situaciones tan disruptivas como la que vivimos a raíz de la pandemia, hemos visto cuán importante es para el proceso de enseñanza y aprendizaje estar presentes en la virtualidad. Una presencia construida desde la interacción sensible y desde la conversación que tiene en cuenta la heterogeneidad emocional y contextual de nuestros alumnos, que trabaja contenidos a partir de la motivación, la escucha, la mirada, el respeto de los tiempos y posibilidades de cada estudiante.
La continuidad académica es hoy, más que la búsqueda de objetivos cuantificables, la búsqueda de un sentido. Nuestro reto es ofrecer posibilidades que desde el respeto a los procesos de los alumnos favorezcan su protagonismo y les resulten estimulantes para seguir aprendiendo.
Se abren muchas preguntas, que trascienden la situación particular de pandemia. Nos invitan a seguir pensando, para generar transformaciones, más profundas, en los modos de relacionarnos. En palabras de Santiago Tejedor: “ahora afrontamos el mayor cambio desde que surgiera el homo sapiens sapiens. En este proceso, dominado por los dispositivos tecnológicos y la hipercomunicación acelerada, es más importante que nunca la educación en sus múltiples dimensiones, para ayudar —desde el pensamiento crítico y creativo— a la busca del sentido. De ella dependerá la posibilidad de encaminarnos, sin miedos distópicos, hacia el ser-humano-que-se-supera y eleva lo humano a una nueva dimensión”.
Bibliografía:
– Alonso, José Luis. “COVID-19 y las metodologías caducas e inútiles”. Madrid, 30 de abril de 2020. Disponible en: http://www.mcep.es/2020/04/30/covid-19-y-las-metodologias-caducas-e-inutiles-jose-luis-alonso-mcep-madrid/
– Contreras Domingo, José en Skliar, C., & Larrosa, J. “Experiencia y alteridad en educación”. Rosario, 2009. Homo Sapiens.
– Kunzi, Susana “¿Cómo sostener el vínculo docente- alumno- familia- en tiempos de virtualidad?” Buenos Aires, 23 de abril de 2020. Disponible en: https://www.telam.com.ar/notas/202004/455367-opinion-coronavirus-educacion-virtual.html
– Tejedor, Santiago. Herramientas Digitales para Comunicadores. Departamento de Periodismo y Ciencias de la Comunicación. Universidad Autónoma de Barcelona. Enero de 2019. Disponible en: http://www.gabinetecomunicacionyeducacion.com/sites/default/files/field/publicacion-adjuntos/herramientas_para_comunicadores_digitales.pdf
– Tonucci, Francesco y Trotta, Nicolás. Diálogos sobre educación, escuela y conocimiento en tiempos de pandemia. Conferencia “La infancia y el COVID-19”, Buenos Aires, 6 de mayo de 2020. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=OZ5N-WjqKUA
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