Pedagogía

El desafío de los encuentros virtuales en vivo

Por Mgter. Marcelo Ariel Pantano
Dirección de Pedagogía – Universidad Blas Pascal

 

Cualquier análisis acerca de los factores del surgimiento de la educación a distancia, hace referencia a características propias de las sociedades actuales. Entre ellas, aparecen la dificultad de disponer de tiempos específicos para el cursado de cualquier tipo de estudio de manera presencial y también la real distancia entre las residencias de los potenciales estudiantes y los centros de estudios.


Partimos de un principio fundamental: la educación a distancia es un factor de democratización de la educación debido a que contribuye a la igualdad de oportunidades y permite el acceso a la educación a un mayor número de personas. Aparece como una alternativa de asistencia de educación hacia sectores desatendidos por la educación formal que de otra forma no podrían tener acceso. Entre estos sectores no atendidos por las estructuras tradicionales de educación podemos encontrar a quienes residen en zonas geográficas alejadas de los servicios educativos convencionales, a quienes por impedimentos laborales no pueden asistir a dichos centros, las personas que están a cargo de su hogar, los hospitalizados, los privados de la libertad, los que por diversas razones tienen que movilizarse y emigrar o inmigrar constantemente, las personas que no se encuentran en las edades exigidas por el sistema tradicional para la educación formal y tantos otros.

Incluso también en la actualidad, aún alumnos cercanos al centro de estudio o la institución educativa, optan por esta modalidad. Es así como ha dejado de ser una modalidad remedial, para ser una alternativa de igual calidad para los alumnos.

Hasta allí, la posibilidad de una educación en la virtualidad se incorporaba en el ámbito de las opciones. Los teóricos de la educación a distancia tendrán ahora que agregar una nueva causa o razón para realizar estudios mediante la virtualidad: “el aislamiento social preventivo frente a pandemias”.

La educación virtual ha sido, en las presentes circunstancias, la única posibilidad de continuidad del proceso de enseñanza y aprendizaje. Ésta ha tomado diferentes modalidades según la posibilidad de acceso, no solamente a las herramientas tecnológicas, sino también a la conectividad tanto en los hogares de los estudiantes como en los de los docentes.

Entre las herramientas que se incorporan en este proceso de continuidad de la enseñanza podemos mencionar a las clases virtuales.

En esta circunstancia, nos encontramos como docentes frente al desafío de filmar clases o videos para ser incorporados como reemplazo o complemento de los encuentros presenciales.

Es cierto que el docente está acostumbrado a un tipo de auditorio que es la clase y aunque tenga experiencia de hablar frente a un público, cuando se enfrenta a la cámara de una computadora o de un celular, intervienen otros factores. Es totalmente diferente el ámbito ya que hay que manejar numerosas variables, incluso en espacios de soledad, puesto que

generalmente en estas circunstancias no se cuenta con el soporte tecnológico de expertos audiovisuales.

Son momentos donde se ponen en juego también las propias habilidades de oratoria del docente combinadas con las de desinhibición frente a las cámaras.

Teniendo en cuenta esta situación, es que sugerimos algunas cuestiones a considerar a la hora de realizar estas propuestas.

Hay dos tipos de encuentros virtuales: los que se realizan en vivo y de manera sincrónica y los que se producen de manera asincrónica, que se elaboran previamente y luego se publican. Estos últimos implican un grado de producción diferente, con un armado previo que permite descartar componentes erróneos y exigen condiciones de producción específicas. En el presente artículo nos abocaremos al desarrollo de los encuentros virtuales sincrónicos.

 

Encuentros virtuales sincrónicos o en vivo

Con respecto a estos momentos que se producen o se realizan en perfecta correspondencia temporal entre el docente y los estudiantes será conveniente considerar lo siguiente:

  • La planificación de los encuentros

La planificación es fundamental para garantizar la buena realización del encuentro. Planificar implica no solamente determinar el tema que vamos a desarrollar sino también hay que considerar el horario y la duración. Será necesario convocar a los estudiantes para dicho encuentro explicitando las características que tendrá el mismo y su duración.

Cuando se realiza la convocatoria es central asegurarse de que todos los estudiantes reciban la información para dicho encuentro. Muchas plataformas virtuales incorporan la herramienta del calendario que sirve para que el encuentro quede planificado y se generan notificaciones y avisos como recordatorios.

Dentro del proceso de planificación, también se puede considerar incorporar otros recursos, tales como presentaciones con diapositivas, utilización de pantallas virtuales o pantallas digitales, la posibilidad de compartir la pantalla de la propia computadora para generar ejemplificaciones o explicaciones.

  • El ensayo del encuentro

Una vez que se conocen bien las características del encuentro virtual se recomienda comprobar las herramientas, revisar la conexión, las funcionalidades del micrófono y de la cámara, como así también la manera y forma de compartir materiales, archivos, imágenes o presentaciones durante la clase.

  • La realización del encuentro

Durante este encuentro virtual, hay que tener en cuenta no trasladar las condiciones comunicativas del aula a este espacio de manera directa y literal. Es un lenguaje diferente, una forma distinta de comunicarse. No siempre es posible mirar todas las caras y es más complejo confirmar la atención por parte de los estudiantes.

Así como el docente no siempre puede preparar un espacio adecuado y óptimo para desarrollar el encuentro, los estudiantes también pueden encontrarse en condiciones de recepción complejas, en contextos no preparados para las clases.

Para evitar interferencias se recomienda solicitar a los estudiantes que silencien los micrófonos y sólo los habiliten para consultas o cuando el docente se los solicite. Asimismo, si la conexión no es buena porque la banda de red no es suficiente, se pueden ahorrar datos al apagar las cámaras.

En este sentido, los niveles de atención no son los mismos que en la presencialidad, por lo tanto, no se recomiendan encuentros muy prolongados de exposición magistral por parte del docente y se sugiere intercalar con ejemplos, agregar presentaciones, hacer pausas para recuperar la atención o algún otro recurso.

Como muchos estudiantes pueden tener dificultades en conectarse en el mismo momento es muy valioso grabar el encuentro. La grabación ayuda para repasar conceptos y visualizarla de manera asincrónica.

Todos, tanto estudiantes como docentes, nos encontramos en circunstancias similares. Las dificultades pueden ser habituales. Si hay un inconveniente, se detiene el encuentro, se trata de solucionarlo y se sigue adelante. El clima de serenidad y tranquilidad, como así también el convencimiento de que podemos tener complicaciones logísticas o tecnológicas, ayuda también a que la clase se convierta en un momento agradable.

 

Tipología de los encuentros virtuales

Podemos encontrar dos tipos fundamentales de los encuentros virtuales: los encuentros que implican un desarrollo teórico y aquellos que son aclaratorios o de consulta.

En las exposiciones teóricas, es fundamental seleccionar aquellos temas que presentan mayor dificultad de comprensión o que en la bibliografía no se encuentran desarrollados de manera exhaustiva. En éstos, el docente tiene un rol un tanto más protagónico.

Mientras que, los encuentros aclaratorios son aquellos que pueden partir de la devolución de alguna actividad o instancia de evaluación, aclarar consignas, generar actividades, plantear la posibilidad de análisis de algún otro tipo de material. Generalmente en éstos, el estudiante tiene una mayor participación.

 

A modo de conclusión

Independientemente de las habilidades y competencias tecnológicas que el docente ponga en juego para dar continuidad a la tarea de enseñar y asegurarse de que los estudiantes continúan con su aprendizaje, estos encuentros tienen una importancia mayor puesto que generan vínculos. Es por ello que los denominamos encuentros.

El aislamiento físico no implica un aislamiento educativo. A través de estas herramientas, los docentes pueden implementar un intercambio diferente con los estudiantes. De esta manera, en la escucha y visualización se incrementa un tono emocional que contiene y que comunica por sí mismo. Una presencialidad que se hace efectiva.

La separación física existe entre el docente y los estudiantes. Pero existe una nueva manera de estar presente en la virtualidad que es necesario desarrollar y sostener.

Marcelo Ariel Pantano

Agregar comentario