Pedagogía

Una docencia que se reinventa en tiempos de confinamiento: las voces en primera persona

Autoras: María Eugenia Méjico, María Ruiz Juri y María Helena Saddi.
Universidad Blas Pascal

Desde marzo de 2020 el campo de la Didáctica se vio sorprendido a nivel global y tuvo que hacer frente a la contingencia que se presentó sin avisos ni contemplaciones. Cuando la Didáctica se quedó ya sin respuestas los protagonistas de esta historia las fueron inventando. Aproximadamente tres meses después de esta irrupción en la educación, la Secretaría de Desarrollo e Innovación Educativa junto con la Dirección de Pedagogía de la Universidad Blas Pascal indagaron sobre cuál había sido la experiencia de los docentes, habituados a dictar clases presenciales, en esta situación excepcional de confinamiento. Para ello, se les administró una encuesta que procuró conocer, entre otros aspectos, qué aprendizajes capitalizaron a partir de esta situación en la que cambiaron las reglas de juego para la enseñanza presencial de la noche a la mañana.

Las opiniones de los profesores fueron tan heterogéneas como docentes y estudiantes existen. Sin embargo, tras analizar sus voces, la mayoría destacó haber dado un salto cualitativo en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, logrando adquirir el manejo de múltiples plataformas y tecnologías en general. Dicho con sus propias palabras: El uso de las tecnologías permiten un acercamiento por medios virtuales que acortan las distancias, permiten un feedback inmediato con los alumnos que ayuda mucho al proceso de aprendizaje”.

Algunos de estos docentes ya manejaban plataformas virtuales al momento del confinamiento, en especial los que tenían contacto con la Educación a Distancia, pero aún en estos casos incorporaron otras tecnologías, como por ejemplo Microsoft Teams: “El uso de Teams me facilitó mucho el proceso, los alumnos de las distintas carreras se adaptaron muy bien. El poder usar y complementar distintas herramientas desde Teams (clases en vivo, formularios para resolver actividades y para hacer encuestas en vivo, la posibilidad de asignar tareas, grabar las clases, etc.) me pareció muy interesante y es algo que seguiré usando aún luego de la vuelta al aula presencial”.

Pero sus aprendizajes no se limitaron a cuestiones tecnológicas, ya que los docentes también señalaron, entre las cuestiones que capitalizaron a través de esta experiencia, el haber hecho una mejor preparación de los materiales de estudio para cada clase: “Mis materiales se vieron enriquecidos”. En esta misma línea, destacaron haber trabajado con más metodologías innovadoras, haber aprendido nuevos modos de enseñar implementando   técnicas de aprendizaje no tradicionales y diseñando clases más entretenidas y dinámicas: “Tuve que apelar a mi propia creatividad como docente para la resolución de problemas”. En el caso de los docentes que también trabajan en educación a distancia señalaron haber afianzado las metodologías empleadas en dicha modalidad.

Los comentarios de los profesores dan cuenta, en gran medida, de una reflexión acerca de las formas de planificar la enseñanza, lo que implica el trabajo con contenidos y actividades: “Hice una mejor planificación que implicó una mejor organización del tiempo para el dictado de clases virtuales”, “Pude realizar una mejor planificación de contenidos y actividades”, “Diseñé actividades más dinámicas y relevantes”, “Brindé guías de lectura de materiales” y “Elaboré consignas claras”. En este sentido, y a partir de expresiones como las precedentes, la variable temporal y la autonomía docente estarían siendo factores destacados en lo que respecta a su tarea: “Esta experiencia me hizo desarrollar una mejor autogestión docente en lo que respecta a la organización de mis tiempos y a compatibilizarlos con otras tareas que llevo adelante”, “La mayor parte de la autogestión en el aprendizaje la hice con los tutoriales que prepararon desde la Universidad y las directrices de la Secretaría Académica”.

A partir de estas acciones se observa que los docentes lograron, en muchos casos, realizar un uso genuino de las tecnologías, lo que implica, al decir de Mariana Maggio (2012)[i], no utilizarlas como un fin en sí mismo sino con sentido pedagógico: “Dejé de percibir a la tecnología como complementaria a la enseñanza”.

Otro de los aspectos destacados de manera significativa por parte de los profesores encuestados estuvo dado por el apoyo de los directores de carrera, por el trabajo y comunicación con sus colegas docentes y por el apoyo del equipo técnico de la UBP: “Fue significativo el grupo de Whatsapp que compartimos entre los profesores y el director de carrera.  Este grupo fue muy útil para agilizar la comunicación. Quiero reconocer la labor del equipo técnico que resolvió a la brevedad mi problema de contraseña del mail al comenzar el confinamiento”. Esto estaría dando cuenta de la importancia que reviste actuar de manera colaborativa, a través de un apoyo tanto por parte de quienes coordinan las carreras, como así también de los pares: “Asimismo destaco la interacción con otros profesores. Las reuniones virtuales y la interacción en grupos de Whatsapp hasta ahora no usados, me parecieron espacios muy bien utilizados para intercambiar experiencias y generar un aprendizaje colaborativo entre los docentes”.

Los docentes destacaron la importancia de capacitarse y aprender para poder aprovechar las oportunidades que tenían disponibles. Esta capacidad de “aprender a aprender” es uno de los principales aprendizajes que los docentes se llevan consigo. Ahora se presenta el desafío institucional de potenciar esos aprendizajes y lograr que se compartan -al interior de la comunidad académica y sociedad en general- las buenas prácticas logradas.

C.S Lewis[ii] sabiamente dijo que “las dificultades preparan a una persona normal para un destino extraordinario”. Hoy, a través de todo lo vivenciado en estos cinco meses podemos dar fe de ello. Formamos parte de un sistema educativo que se está reinventando de la mano de estrategias de gestión y propuestas pedagógicas, comunicativas y metodológicas que permiten la transmisión de conocimientos, aún en contextos que a priori parecían desfavorables. Los actores educativos vivimos esta situación como un desafío personal que nos anima y alienta a actuar de manera reflexiva y creativa, dicho en primera persona: “De las dificultades siempre se aprende”, “Fue un desafío personal importante”, “Creo que el aprendizaje tuvo que ver con la capacidad de adaptación de los sujetos (tanto docentes como alumnos) en condiciones desfavorables” y “Entender que debemos ser flexibles para adaptarnos a las circunstancias en pos de seguir en la enseñanza de calidad”.

 

¿La educación a distancia llegó para quedarse?

Sin dudas, estas estrategias fueron pensadas, en un inicio, como un paliativo para una situación excepcional que requería la toma de decisiones pertinentes y de carácter urgente tanto desde lo institucional como desde cada uno de los docentes. Sin embargo, a esta “altura del partido” si nos dijeran que la pandemia terminó y que mañana debemos volver a las aulas, resultaría ingenuo pensar que todo estaría intacto y se desarrollaría igual que antes del 20 de marzo de 2020. Evidentemente, el escenario cambió y ya no es ni será el mismo. Las estrategias que -como comunidad educativa- generamos, implementamos, ensayamos, aprendimos, capitalizamos, marcan la necesidad de dar continuidad a este proceso que, de manera innegable, ya no tiene vuelta atrás ni se puede detener.

 

[i] Maggio, Mariana (2012): Enriquecer la enseñanza: Los ambientes con alta disposición tecnológica como oportunidad. Buenos Aires: Paidós.

[ii] C.S. Lewis, novelista y crítico literario británico, 1898-1963.

Maria Eugenia Méjico

Maria Ruiz Juri

Maria Helena Saddi

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